28 de mayo de 2012

I

Sobre extrañar  y otras yerbas. 

Sentir el duelo infinito yuxtapuesto a una amargura oscura, gruesa, con olor a cajón y flores. Vivir adherido a la esperanza de un encuentro casual, en la cocina, en el patio, en mi cuarto antes de dormir. Un hasta mañana, que sueñes con los angelitos, después vengo a apagarte la luz; un beso en la frente; un apretón de sábanas para quedar con los brazos pegados al cuerpo y sentirme una momia. (Ojalá desconociera la lógica, digo, para poder creer y vivir feliz, convencerme de que estas citas ocurren todo el tiempo, que necesariamente se necesita tener una pizca de fe, y un bollón de ignorancia -que como ignorante, lo ignoro- para poder sentir que estos encuentros fantasmales de verdad existen.)
Extrañar a alguien desde lo más profundo del alma, llorar con rabia, apretar los dientes y hundir la cabeza en cualquier objeto suave, patalear como un niño, y respirar hasta el cansancio, hasta no querer respirar más; hasta hacerme bolita que nada lo sabe. Protegerme en ese campo de visión limitado, que nos vuelve bichos inconscientes. 
Porque lo más triste, es que de repente querés salir a preguntarle a la gente por qué no está mal, por qué sonríe, por qué tiene buena cara, por qué no se está deshaciendo en pedazos, por qué no tiene los ojos hinchados. 
¿Qué sabe la gente?


Extrañar hasta sentir que el corazón se retuerce.
Extrañar hasta no sentir el cuerpo. 
Extrañar hasta desaparecer y no volver nunca más.



24 de mayo de 2012

...

"No lo lleves a la boca, mejor llévame a mi."

Los silencios bobos después de darnos un montón de besos, bastaron para querer revolcarte en el pasto y darte las gracias por no regalarme flores con olor dulce. Me gusta cuando recuerdan las cosas que digo, e insisto, a vos nunca te tuve que hablar dos veces. 
El verde te queda lindo, y el humo del cigarro, y los árboles jóvenes que parecen querer tocar el cielo.
La idea de que yo diga hache, y vos eme, me encanta. Porque nos retrucamos las cosas hasta el cansancio, y sin poner al fuego mis palabras, el hecho de que tragues la soberbia para explicarme con todo tu amor las cosas que no entiendo, me devuelve las ganas de besarte hasta terminar llenos de pasto.

Sí, a veces me partís la cabeza.

Que asco que me doy a veces.

19 de mayo de 2012

Re-calculando...

Usted se preguntará, "¿qué carajo pudo haber pasado anoche, que la propietaria del blog borró su entrada así nomás?" "¿Qué acontecimiento desmesurado habrá ocurrido para que borrara un texto del orto, donde el 99% de lo que escribe es ficticio?" O se dirá a si mismo, "¿por qué no habré entrado al blog ayer, para poder sacarme la incertidumbre de lo que está hablando esta mina? Yo y mis locuras de salir a disfrutar el día lindo."
No preocupéis, amigos míos. Acá será revelado el secreto.

La posta es que me estaba entrando a bañar, y cuando corro la cortina de la ducha, me encuentro con algo medio antropomórfico, y medio gelatina. Me asusté tanto que se me cayó la toalla y cuando recapacité, era bastante tarde como para ponerme colorada de vergüenza. 
Si bien escapaba de todas las cosas raras que he visto, este marciano -porque decidí que era eso- desparramaba un poquito de ternura. Me acerqué para demostrarle que no tenía nada que temer, y me miró con sus ojos enormes, y me ofreció una flor. Emocionada agarré esa belleza natural hipnótica, y me quedé unos minutos embobecida con cada pétalo perfectamente colorido. Cinco minutos más tarde, yo me encontraba atada a una camilla en algún lugar del espacio, porque como ya dije, estoy segura de que eso era un marciano. Varias cabezas observaban mi cuerpo totalmente desnudo, y luego se iban haciendo chistes sobre algo graciosísimo en un idioma que no consigo saber cuál es.
Calculo que después de dos horas, más o menos, se acerca el mismo que estaba en mi ducha con un especie de grabador de los '60, a continuación comienzan a salir palabras inteligibles. 
- Estimada mujer desnuda, venimos en paz. Nuestra política de seguridad nos obliga a sujetarla firmemente sobre la camilla de los secuestrados. Lo único que le pedimos es que borres la última entrada del blog, ya que por un sistema de códigos que escribiste, las personas que nos están buscando, pueden descubrir nuestra humilde morada en la cuál nos refugiamos hace más o menos diez siglos.
- Ok. 
- Pero como somos conscientes de toda esta molestia, le revelaremos un secreto de este complejo mundo. 
- Buenísimo.
- Las primeras cincuenta llamadas de las telecompras no existen. Esas promociones de 6 días y 5 noches no son más que patrañas de gente malparida. 
- ¡No!
- Sí, y los productos que generalmente venden, son una cagada. Los que te dicen sobre los abdominales, ¡mirame! ¿me parezco a uno de ellos? Esas personas deberían morir, están jugando con los sentimientos de los consumistas que miran el FOX a las siete de la mañana. Además estas empresas se están multiplicando, dentro de poco van a sacar el informativo del cuatro para pasar sus mercaderías.
- Bueno, no estaría mal tampoco. Digamos que el informativo del cuatro tendría que ser sustituido por cualquier programación.

La conversación no se extendió mucho más, me prestaron una computadora marciana, y logré borrar la entrada anterior. Luego de saludarlos a todos y prometernos un asado, me dijeron que mirara fijamente una barrita metálica que me sacaría todo este episodio en mi cabeza. 
La cagada fue que era un producto comprado en los programas televisivos anteriormente mencionados, pero como soy bastante educada, me hice la que no entendía nada, y volví -casi mágicamente- a mi ducha. 

Y he aquí, mi gran historia de por qué borré mi posteo del 18/05. 
No fue por pérdidas de principios, se los aseguro. 

2 de mayo de 2012

Bienvenida a bedelía.

Personajes:
Vieja nº 1.
Vieja nº 2. 
Vieja nº 3. 
Hombre de pelo largo canoso. 
Valentina.
Geovana. 

Valentina se acerca a bedelía muy emocionada. 

Hombre de pelo largo (A Geovana): -Sí, acá tenés el diploma. ¿Tu sos de la generación del 2009, no?
Geovana (Con voz de indignación): -Así es. Pero acá hay algo mal. Mi nombre es con E, no con I. Geovana, ¿ve? No Giovana. (Deja el pedazo de papel y revisa su cartera)
Hombre de pelo largo: -Disculpe, ¿usted tiene su cédula? Así  archivo todo para que se lo arregle. 
Geovana: -No la traje. Se la dejé a mi madre que tiene que retirar unos medicamentos. Tendré que pasar mañana, ¿no? 

Geovana hace un gesto de desaprobación, y sale.

Vieja nº 1, pela una banana y se la introduce eróticamente en su boca. 
Vieja nº 2, consigue la victoria limpia del Solitario. 
Valentina patea el mostrador despacito. 

Hombre de pelo largo va hacia adentro y vuelve con un cuaderno.
Se pone a revisar una lista de nombres y números difíciles de leer.

Valentina: -¡Hola! 
Hombre de pelo largo: -¿Si? ¿Qué precisas?
Valentina: -Necesito una constancia de estudio. Es para poder sacar el abono de Cotmi, que me hacen un 50% de descuento por ser estudiante. 
Hombre de pelo largo: -¿Para cuando lo precisas? 
Valentina: -Si es posible para hoy.
Hombre de pelo largo: -No, no, no. Venir a último momento y pretender papeles que tienen 48 horas de trámite, no es posible. 
Valentina: -Perdón, puedo venir otro día, más temprano.
Hombre de pelo largo: -Pero no es así, siempre lo mismo. Piensan que bedelía está para solucionar problemas de cualquier tipo. Tienen que entender que nuestro trabajo es muy importante para todo el funcionamiento de esta institución. Yo sé que no es tu culpa. Pero muchos alumnos asumen que nosotros estamos acá al reverendo cuente...
Vieja nº 3 (Desde su escritorio) -Claudio, ¿te hago un café? Hay que ir a comprar galletitas al kiosko. ¿Por qué no te pegas una corridita? Ya son las tres y media, si nos tomamos un café se nos acorta el horario.
Vieja nº 1 (Con la cáscara de banana entre las manos): -¿No me tiras esto, si vas? 
Valentina: -No se preocupe señor, lo entiendo perfectamente, muchas gracias.

Las primeras experiencias nunca son buenas.