Lo último que recuerdo era que yo estaba contra a la ventana. Cuando abrí los ojos no entendía el montón de cabezas -las que luego resultaron ser dos nomás- que me miraban desde arriba. Mauricio me terminó contando que cuando me dieron la noticia me desmayé y mi frente terminó golpeándose con el borde del banco, que vinieron él y un amigo a ayudarme pero que yo no reaccionaba. Qué susto muchacha, me dijo.
No supe qué responder.
Pensé en un montón de películas donde uno de los personajes perdía la memoria, y sentí miedo. Igual yo reconocía todo, estaba lo más bien.
Me lavé la cara con agua fría y me toqué el chichón que se me formó al instante del golpe. Una guampa visible, bromeó Martín mientas intentaba hacer equilibrio, colocando sus pies en una sola hilera de baldosas.
Salimos del baño y recorrimos la ciudad en busca de un diario que había salido la semana pasada. Nos habían hecho una nota sobre qué opinábamos acerca de bajar la imputabilidad. Nos sentíamos crá, dentro de tantas entrevistas la nuestra salió a la luz, pero todavía ninguno la había visto.
Cada tanto cuando me protegía del sol con mis manos me acordaba del chichón. El dolor fue una especie de máquina del tiempo, despertó un montón de caídas y golpes que había olvidado.
Paramos en un kiosko a comprar cigarros y Martín me preguntó cómo estaba. Le contesté que bien y puse cara de dolor para que me hiciera un mimo. Me dijo que no podía ser tan cagona, que ya estaba grande como para reaccionar así. La belleza cuesta, y sacarte dos muelas no va a ser el fin del mundo, acotó.
Lo último que recuerdo era que yo estaba esperando a Mauricio que saliera del kiosko con los cigarros. Cuando abrí los ojos no entendía el montón de cabezas -las que luego resultaron ser dos nomás- que me miraban desde arriba.
No supe qué responder.
Pensé en un montón de películas donde uno de los personajes perdía la memoria, y sentí miedo. Igual yo reconocía todo, estaba lo más bien.
Me lavé la cara con agua fría y me toqué el chichón que se me formó al instante del golpe. Una guampa visible, bromeó Martín mientas intentaba hacer equilibrio, colocando sus pies en una sola hilera de baldosas.
Salimos del baño y recorrimos la ciudad en busca de un diario que había salido la semana pasada. Nos habían hecho una nota sobre qué opinábamos acerca de bajar la imputabilidad. Nos sentíamos crá, dentro de tantas entrevistas la nuestra salió a la luz, pero todavía ninguno la había visto.
Cada tanto cuando me protegía del sol con mis manos me acordaba del chichón. El dolor fue una especie de máquina del tiempo, despertó un montón de caídas y golpes que había olvidado.
Paramos en un kiosko a comprar cigarros y Martín me preguntó cómo estaba. Le contesté que bien y puse cara de dolor para que me hiciera un mimo. Me dijo que no podía ser tan cagona, que ya estaba grande como para reaccionar así. La belleza cuesta, y sacarte dos muelas no va a ser el fin del mundo, acotó.
Lo último que recuerdo era que yo estaba esperando a Mauricio que saliera del kiosko con los cigarros. Cuando abrí los ojos no entendía el montón de cabezas -las que luego resultaron ser dos nomás- que me miraban desde arriba.
Lo leí unas cinco veces...
ResponderEliminarQué level!
jajajajajaja
ResponderEliminarmi vieja es asistente dental, con eso te conté mi infancia
en fin, sac...piiiiiiiiiiiiiiiiiip...elas no es el fin del mundo che! ánimo :)
Bajón, los dolores de muela son lo peor! Espero que te sea leve :)
ResponderEliminarHace como tres semanas que estoy posponiendo el dentista. Me sentí MUY identificada.
ResponderEliminarSaludos!
no se quien tiene que dejar las drogas aca. dame las drogas valentina (?)
ResponderEliminarNo hay nada más doloroso que sacarse las muelas...yo me saqué 2, me llamaron del consultorio por las otras 2 y nunca volví....
ResponderEliminarEl dolor cuando se te va la anestesia es lo peor..
Que nunca te pase
Detesto profundamente el dentista, pero es necesario.
ResponderEliminarQue dolor, que dolor. Pero, no hay mal que por bien no venga, ¿No?
ResponderEliminarque se alivie, un abrazo
Un loop mental?
ResponderEliminarel problema del dentista es el ruido del torno, si el torno no tuviese ruido otro sería el cuento.
ResponderEliminartenés que leer "estorvo" de chico buarque. tiene una estructura muy similar a tu relato. no vayas a quedar como el protagonista.
ResponderEliminarabrazo,
se la extraña.
f
están demás tus ausencias, porque volvés hecha una tierna. Já.
ResponderEliminarBueno, entonces, encontraste la entrevista? te van a sacar las muelas? A mi me está saliendo una del juicio. Pero ya no me duele.
:)
qué grande eres, señorita!
ResponderEliminarjajjajajajajaja que linda sos.!!!!!
ResponderEliminarmanya, que chévere.
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