La primera vez que vi un paquete de hojillas en la mesa de casa, fue por una "mala actitud" de mi hermano -ya siendo un pelotudo de dieciséis o diecisiete años-, que mis padres no toleraron así nomás. Qué insoportables son a veces, porque en la adolescencia no te dan una palmada y se terminó el tema, sino que aparece el discurso moralista de dos horas.
Debo admitir que la vaga idea que tenía sobre las hojillas, carecía plenamente de realidad: no me imaginaba algo tan lindo. ¡Una preciosura! Tenía el tamaño adecuado para escribir palabras y soltarlas al viento. O dibujar pequeñeces. O contar mis secretos más profundos y guardarlos en escondites insólitos: ¡esa libretita cabía en cualquier lugar! Aunque nunca más la encontrara, por olvido, o por magia.
Pero hacía mal. Hacía mal y estaba mal. Porque la salud de uno es más importante. Porque no se podía mirar, ni tener, ni jugar con ella. Porque las nenas de diez años no quieren eso. Porque para mis padres no existía otro modo de uso. Y si bien entendía que todo se hacía para el bien de uno, jamás pude perdonarlos.
Hasta que solté mi primera palabra escrita en una hojilla, después de cuatro o cinco años, donde se fugaron mis ganas acumuladas.
Y por un segundo volví a mi década.
Vamos a instalar una insana vieja costumbre, la de cantar el primer comentario, ergo digo "Pri"!
ResponderEliminarSi, se que no tiene nada que ver, pero el flagelo del laburo está consumiendo lo que queda de mi SNC. Y esto no tiene nada que ver con las drogas.-
Ok... instale, instale.
EliminarAcá viene mi comentario pelotudo: pensé en una libretita de post-its ._.
ResponderEliminarUn tanto más precaria, se podría decir.
Eliminarlillos no entendí!!
ResponderEliminarHojillas, hojillas, como quién arma un tabaco.
Eliminargente al pedo? yo? !
ResponderEliminarBásicamente, estamos todos en la misma.
EliminarNo sé qué fue peor, si el comentario de Deta o de Sofi.
ResponderEliminarAhora quiero una, para hacer dibujitos bien chongos y escribir pelotudeces :D
El comentario de Sofi era de esperarse... es bien pensamiento de ella. Jajaja.
EliminarComprate una, salen diez u once pesos, rata.
♥
No pensaste en hacer una secuencia de dibujos y pasar las hojas rápido? Nunca me funcionó con los post-it, capaz que con hojillas si :P
ResponderEliminarLo pensé... pero es más difícil de lo que parece.
EliminarMuy mucho.
Hola Aleeeeeeeee :))
...y así la palabra escrita en la hojilla fué liberada y con ella Vale se liberó.
ResponderEliminarBesote!
¡Amén!
Eliminar(Otro besote, chiquilín)
:))
Me enamoré de esta historia.
ResponderEliminarSiento envidia de que no sea mía.
Ayyyyy, serás guacha tierna.
Eliminar(Te la presto)
♥
ahhh, yo a las hojillas les doy otro uso, sin ofender a la historia. me imagino una pendeja de 10 años con dos colitas, mirando hojillas re hipnotizada, me dio ternura.
ResponderEliminarJajajaja, hipnotizada. Sí, me habían hipnotizado.
EliminarPero no llevaba colitas.
Aah, un tierno proposito para las hojillas.
ResponderEliminarAnda bien señora?
Genial, ¿tú, mujer?
EliminarHace como un trillón de tiempo que no nos cruzamos vía eme ese ene.
Abracito, pájaro.
Las libretitas de hojillas son un objeto precioso, la primera vez que ví una tendría seis años y me parecieron algo super delicado. No eran de las amarillas, de las mas comunes; eran blancas, con las tapas negras con arabescos dorados. Se las ví a mi papá,aunque nunca lo había visto fumar.
ResponderEliminarQué lindo, nena. Las hojillas son re lindas. A cualquier edad.
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