26 de octubre de 2012

Esa cosa.

Abro los ojos en la curva previa al cartel que nos recibe desde lo alto, y por más que lo sé de memoria, no estoy segura si dice algo más que Bienvenidos a San José. Tengo tres paradas para abrigarme y cruzar el pasillo, aunque últimamente en el Molino no baja nadie.
Al mismo tiempo que mis pies avanzan, engancho pelos de pasajeros dormidos que sobresalen de los asientos. ¿Nunca han querido acercarse al oído de alguien que duerme, y despertarlo de un grito?
Cruzo como una flecha hasta la puerta.
-Nos vemos, gracias.
-No, gracias a vos. Chau.
Y desciendo.
Dándole la espalda al ómnibus entro en la Rivera de mis amores, de mis aventuras, porque vivir en los bajos implica eso, caminar mucho, y sortear mi suerte para que los perros que duermen en la calle no salgan a hacerme temblar las rodillas.
Hay uno en particular al que le tengo pavor, es negro y me persigue sigiloso hasta que de pronto ladra cerquita de mis pies. Esto se repite casi a diario, el susto, el temblor, y las ganas de tener viveza para agarrar por otra cuadra.
Ni siquiera puedo putear al dueño del animal, vive en la casita donde duerme mucha gente apelotonada, y me siento ordinaria cada vez que me pregunto si lo deja afuera por saña.

Sigo, doblo y entro.

Ver la comunidad de apartamentos me alegra el ojo. En seguidita que piso las baldosas que supieron quedarse con pedazos de rodillas, saco las llaves de la mochila. Ya estoy de vuelta, me siento llena. Ningún lugar me hace tan feliz como la media manzana que me crió diecinueve años. Los muros guardan secretos que ya ni recuerdo, las conversaciones deben ser innumerables, éramos un montón de niños. Con el tiempo nos alejamos, y aunque todavía guardo todos los te quieros y amigos por siempre, por alguna razón, me pone muy contenta que el hoy, sea diferente a lo que imaginé de chica.
Entonce sonrío, porque realmente estoy enamorada de este lugar. Y gracias a eso dejan de importarme los perros que me asustan, y el tener que caminar mucho. Otra de las contras de vivir acá: todo queda lejos.

3 de octubre de 2012

Asco ocsA

Bueno, la posta es que ahora le estoy dando a la merca y me está pegando para culo. Por eso insisto, gente, díganme que le estoy errando, que me plantee ciertos detalles que dejo pasar, no tengan vergüenza, si me dicen con amor me lo tomo re bien. "Mirá, me parece que así no vas a coger nunca más, en una buena, eh" Lo entiendo, en serio. Leí el texto grasa de ayer y sentí que autoflagelarme un rato, no sé, media horita, nada serio, como para entrar en razón, me haría bárbaro.
Ya estoy escribiendo poco, no da que cuando lo haga sean cosas que mi lucidez mental repela.
No se droguen.
(Y no le estoy dando a la merca, mamá. Era chiste)
(Que es peor)
(Pero más sano)
(Quién sabe)