16 de abril de 2012

Pero ahí están, esperándome.

Hace unas semanas que las vengo vichando cuidadosamente para que no se alteren. Son objetos nerviosos que sufren de estrés, y lo peor que uno puede hacer es ilusionarlas. Pero ahí están, esperándome. 
Me encanta desorganizarlas un ratito y volar algunas para una caja, y otras volcarlas en el cajón del placar. Eso sí, cuando las escucho llorar las junto de nuevo, porque además de ser insoportables, sé perfectamente que no funcionan sin su par. Lloran con la angustia de haber perdido su mitad. Como si hubiera hurtado su generador de vida, o algo así. Realmente triste. 
Pero del encuentro de cada año quería hablar, de eso y de las distintas personalidades que adquieren con el paso del tiempo. 
Hoy por ejemplo encontré tres tipos: las indignadas, las felices, y las enfermas. 
Con las indignadas el trato es más frívolo porque están todo el tiempo a la defensiva, me recriminan el daño y usan a las enfermas para hacerme sentir mal. A veces ni las escucho, porque a fin de cuentas, poseen las respuestas bien argumentadas para recordarme que tienen razón. 
Las felices son demasiado empalagosas, con sus ganas de vivir y recuperar las horas de encierro. Debe ser horrible la relación, sobre todo porque siempre tienden a convivir con las mismas que los funcionarios de las empresas, juzgaron adecuadas para empaquetar. Rosada y rosada. Amarilla y amarilla. Nunca vi a una feliz, feliz por estar con otra feliz de otra marca, o de otro diseño. Y eso me parece triste, que no entiendan el concepto. El par no debería estar compuesto por algo que sea físicamente igual a uno, sino por el bienestar que nos genera el acompañamiento de alguien. Seguro que cuando están solas ni se hablan. Pobres felices.
Ahora, las enfermas son las que tocan mi corazón. Las que tengo que deshacer. Las que ya no sirven para más. Tomarlas en mis manos y mirarlas, es verdaderamente destrozante. Porque no dicen nada. No me recriminan nada. Sólo me transportan a un montón de imágenes que tengo con ellas. No puedo decir ninguna palabra de despedida -aunque en el fondo sé que no las esperan-, sólo basta con tirarlas al tacho de la basura, para reemplazarlas de inmediato por unas nuevas y olvidarlas para siempre.
Creo que es el trabajo más difícil. Puedo apostar todos mis ahorros, que soportaría más lidiar con mis medias indignadas y felices, que deshacerme de las enfermas. 

21 comentarios:

  1. En mi cajón es raro encontrar medias que tengan par. Decís que me lo recriminan?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te deben odiar, Sofi.
      Tené cuidado porque son muy vengativas.

      Eliminar
  2. Es usted muy afrtunada, mi estimada Juana. Fijese que en mi cajon solo las hay coaccionarias... No se imagina lo que es lidiar con un gremio de medias coaccionarias...

    Claro que a decir verdad, siempre terminan ganando ellas, son demasiadas como para presentar batalla alguna...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja, me imagino un gremio bien organizado, incluso.
      Qué buenísimo, Detaquito.

      (Y son bravísimas. Hay que agarrarlas distraídas)

      Eliminar
  3. A mi me pasa lo mismo con el calzado, ya que por mas crudo que sea el invierno me reniego a usar medias, salvo con mis amigos All Star que las uso siempre y cuando no tenga un agujero o similar en la suela que destruya la tela. Por ahora todos mis pares son diferentes, cosa que agradezco, ya que reniego usar medias que no pertenezcan al mismo par

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Usted es un señor bastante convencido de sus principios, Santi.
      No se ve mucha gente así en temas tan importantes como medias y calzados.

      Eliminar
  4. No puedo usar medias diferentes. Nada, eso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo no podía hasta que me empecé a levantar todos los días tarde y tenía que salir corriendo.
      Realmente uno no nota lo que agarra cuando está apurado.

      Eliminar
  5. y las que te estrangulan???

    esas son las peores!
    hay que matarlas a todas....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero si las lavas con ala, el estrangulamiento es suave y con un toque de ole vera.

      Eliminar
  6. Son los duendes que roban medias solas...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡los duendes de Liniers! Como no me di cuenta.
      Gracias Inés, ahora tengo todo claro.

      Eliminar
  7. En mi caso ellas se reproducen. Deben ser casi dos docenas. Pero yo no sé si realmente se reproducen, o solamente son muchas porque es el regalo barato que le gusta dar a las abuelas y a las tías..

    Abrazo grande.


    P.D.: ¿Abrá algún tipo de conexión con los calzoncillos? porque ellos también se reproducen como locos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. los cajones suelen ser antros de perdición, nico.
      como decía un amigo:
      "la estulticia y el vicio son amigos"
      (lo raro es que lo decía cada vez que me veía aparecer con alguien en particular...)

      que de su vida, nico?

      Eliminar
    2. Primeramente, dejá de robar, Nico.
      Las medias no se reproducen... si quieren, se miman, pero no se reproducen.

      Y con los calzoncillos debe pasar lo mismo.
      Pero no tengo el gusto.

      Eliminar
  8. Las rayadas eran mis favoritas...
    el sorete del lavarropas se llevó a una de ellas y nunca más volvió ¬¬ lo odio!

    Abrazo.y.beso.nenalinda

    ResponderEliminar

Agítese antes de comentar.